sábado, 11 de octubre de 2008

GAME OVER

Qué tiempo que no escribía...Incluso pensé que esto iba a caducar o algo así. Veo que no.
Me falto inspiración, me faltaron historias, me faltaron ganas de escribir lo poco que me pasaba. "La triste y plana vida de Canela", así le llamaba. Hasta que llegó el día.

Fui al Museo Naval en agosto y leí algo que llamó mi atención: "...prende dos velas al santo, y una a la casualidad..." Pensé: porqué no? y si prendo una vela a la casualidad? Ya he rezado bastante, los santos parecen no estar escuchando...

Prendí la famosa vela. Es azul. Está en mi velador.
Ese mismo día fui al gimnasio y conocí a alguien. Alguien que resultó ser uno de los seres más insoportablemente leves que he conocido. Un psicópata.
De todas formas, antes de conocer su levedad y su psicopatía, salimos una vez. Fue suficiente. De ahí en adelante, dio jugo en diversas formas y colores. Mi vida seguía triste, pero no plana.

El fin de semana siguiente fui a un cumpleaños al que no quería ir. Me obligué.
Pinchaste con un chiquillo, me dice mi amiga de siempre.
No me importa, respondí.
No lo miré, no le hablé, no nada. No me interesé. Y era verdad, este chiquillo sí se había fijado en mi. Me dio lo mismo.

Le dí varias vueltas al tema. No me gustó cuando lo ví por primera y única vez en ese cumpleaños. ¿Y si le pido a mi amigo que arregle una cita grupal, o algo así? Insistí e insistí. No sé porqué, pero lo hice. Tal vez de aburrida, tal vez intuición...

Salimos. Y me encantó.
Me fue incorporando a su mundo: me presentó a sus amigos y familia. Me invitó a bailar, a comer, incluso a un matrimonio. Me hizo sentir que yo le importaba.

Pero despertó mis fantasmas...

Cuando empiezas una relación, debes poner en la balanza lo bueno y lo malo que podrías vivir, pero siempre conciente de que juegas a perdedor. No importa cómo, ni cuándo, ni cuánto, pero vas a perder.

Esa es mi forma de pensar. Esa es la cuenta por pagar, cortesía de mi fallida relación anterior.
Me angustié. Lo veía demasiado bueno para ser cierto. No quería perder. Y qué mejor forma de evitar las derrotas, que evitando las contiendas. Práctico y seguro. Infalible.

Lo pensé. Una discusión bastó para que se viniera mi mente: lo mejor es llegar hasta acá.

Pero no. Algo tiene este ser. Es distinto a todo lo que he conocido antes. Voy a volver a jugar nuevamente, con todo. No sé si gane o pierda, no sé si el amor se trate de eso exactamente. Sólo sé que aquí estoy, pololeando, feliz, queriendo a alguien nuevamente.

¿Mis fantasmas? Lucho contra ellos día a día. No es fácil, a ratos los siento imbatibles, pero es algo que ya decidí. No pienso cagar, esta vez, por poquita fe.

Ya no mato por un abrazo.
Y sí. Game Over, fin del juego. Pero con gusto a triunfo...

Y sí. Es el momento de decir adios a todos. Fue un gusto.
Gracias.
Los invito a jugar.