domingo, 12 de julio de 2009

Sí: Game Over

"Voy a volver a jugar nuevamente, con todo. No sé si gane o pierda, no sé si el amor se trate de eso exactamente..."

Una de las últimas líneas del que pensé iba a ser mi último post. Y tal parece, me equivoqué.
He vuelto a perder, si es que de eso se trata.

Esto me sirve de desahogo, cuando ya no quedan más amigos con quienes compartir la derrota, ni consejos, ni opiniones que oir.
¿Qué hacer, qué no hacer...?
Sólo sé que la espera me está matando. Y aunque acepté tomar este tiempo, fui yo quien exigió que debía ser sin comunicación de por medio y ya no aguanto más.
¿Llamada, mensaje de texto, facebook, email? Tantas opciones...

Siento que esto me está matando, que me falta fuerza...que me desespero.
¿Es correcto?
¿Es válido que uno de los dos quiera tomarse un tiempo?
¿Es una opción poner fin al tiempo y romper aquel acuerdo con el que nunca hubo acuerdo?

Me volví a enamorar.
Tal parece que, una vez más, no ha valido la pena.
Todavía queda del tiempo acordado. Demasiado, tal vez. Pero me sabe a derrota.
He vuelto a caer.

sábado, 11 de octubre de 2008

GAME OVER

Qué tiempo que no escribía...Incluso pensé que esto iba a caducar o algo así. Veo que no.
Me falto inspiración, me faltaron historias, me faltaron ganas de escribir lo poco que me pasaba. "La triste y plana vida de Canela", así le llamaba. Hasta que llegó el día.

Fui al Museo Naval en agosto y leí algo que llamó mi atención: "...prende dos velas al santo, y una a la casualidad..." Pensé: porqué no? y si prendo una vela a la casualidad? Ya he rezado bastante, los santos parecen no estar escuchando...

Prendí la famosa vela. Es azul. Está en mi velador.
Ese mismo día fui al gimnasio y conocí a alguien. Alguien que resultó ser uno de los seres más insoportablemente leves que he conocido. Un psicópata.
De todas formas, antes de conocer su levedad y su psicopatía, salimos una vez. Fue suficiente. De ahí en adelante, dio jugo en diversas formas y colores. Mi vida seguía triste, pero no plana.

El fin de semana siguiente fui a un cumpleaños al que no quería ir. Me obligué.
Pinchaste con un chiquillo, me dice mi amiga de siempre.
No me importa, respondí.
No lo miré, no le hablé, no nada. No me interesé. Y era verdad, este chiquillo sí se había fijado en mi. Me dio lo mismo.

Le dí varias vueltas al tema. No me gustó cuando lo ví por primera y única vez en ese cumpleaños. ¿Y si le pido a mi amigo que arregle una cita grupal, o algo así? Insistí e insistí. No sé porqué, pero lo hice. Tal vez de aburrida, tal vez intuición...

Salimos. Y me encantó.
Me fue incorporando a su mundo: me presentó a sus amigos y familia. Me invitó a bailar, a comer, incluso a un matrimonio. Me hizo sentir que yo le importaba.

Pero despertó mis fantasmas...

Cuando empiezas una relación, debes poner en la balanza lo bueno y lo malo que podrías vivir, pero siempre conciente de que juegas a perdedor. No importa cómo, ni cuándo, ni cuánto, pero vas a perder.

Esa es mi forma de pensar. Esa es la cuenta por pagar, cortesía de mi fallida relación anterior.
Me angustié. Lo veía demasiado bueno para ser cierto. No quería perder. Y qué mejor forma de evitar las derrotas, que evitando las contiendas. Práctico y seguro. Infalible.

Lo pensé. Una discusión bastó para que se viniera mi mente: lo mejor es llegar hasta acá.

Pero no. Algo tiene este ser. Es distinto a todo lo que he conocido antes. Voy a volver a jugar nuevamente, con todo. No sé si gane o pierda, no sé si el amor se trate de eso exactamente. Sólo sé que aquí estoy, pololeando, feliz, queriendo a alguien nuevamente.

¿Mis fantasmas? Lucho contra ellos día a día. No es fácil, a ratos los siento imbatibles, pero es algo que ya decidí. No pienso cagar, esta vez, por poquita fe.

Ya no mato por un abrazo.
Y sí. Game Over, fin del juego. Pero con gusto a triunfo...

Y sí. Es el momento de decir adios a todos. Fue un gusto.
Gracias.
Los invito a jugar.

martes, 3 de junio de 2008

Esa noche debió haber sido eterna...II Parte y final

Trabajé todo el verano. Era la primera vez que trabajaba.
La idea? Viajar a conocerlo y por supuesto, vacaciones en Buenos Aires...

Costó que el viaje resultara: la casa de la amiga con la que iba voló, literalmente, en mil pedazos. Perdió todo lo que tenía. Se sentía culpable y no quería gastar plata en viajar. No costó mucho convencerla...

Con el argentino, quedamos en que yo le avisaría una vez que estuviera en su país.
La impaciencia me mataba.
Le mande un mail, me respondió. Acordamos el día, el ansiado día y la hora, le dí el nombre del hotel y número de pieza. Sí, una vez más, podría haber sido un psicópata. Una vez más, no me importó.
El día en que debía llegar no pude comer. Fumé sin parar, tenía un nudo en la garganta. Era una cita a semiciegas. Y tenía tanto que decirle...

Suena el teléfono de la pieza...

- Nooooooooooooo...me muero, es él...
- Contesta entonces...
- No puedo
- Ayyyy....Alo? ... Sí, aquí está. Es para ti. Es él.

Me morí de plancha.
Hablamos harto rato. Tenía linda voz, era amable.
Quedamos en que al día siguiente me iría a buscar al hotel.
Me había enamorado...

Al día siguiente, horas decidiendo que me iba a poner. El pelo suelto o tomado.

-Tengo miedo, capaz que no me guste...
-Bla bla, ese discursillo me suena conocido. No seas tonta, obvio que te va a gustar.

Suena el teléfono.

-Quieres que conteste yo?
-Porfi :)
-Alo? Sí, ya. Gracias. Está abajo, esperandote.
-No puedo.
-Córtala mejor, baja. Conversa con el un rato y me llamas a la pieza. Si te gusta, yo me voy a comprar cosas y te dejo sola con él, en la noche salimos los 3. Si no te gusta...bueno, como que cagaste, na que hacer jajajajajaja...
-Mala onda.

Llamé al ascensor. Una vez más, con la sensación de estupidez máxima.
Llegué al piso uno, se abrió la puerta. Ahí estaba él.

-Hola
-Hola, que gusto conocerte...por fin...sos mucho más linda en persona...

Me abrazó. Conversamos mucho rato. Mi amiga bajó, lo saludó y se fue. Subimos los dos a la pieza. No pasó nada, solo hablamos. Yo pensaba: que lata, no le gusté.
Era extraña la sensación de tenerlo frente a mí. A alguien que sabía mucho de mi vida y viceversa, pero que veía por primera vez. Nos reimos mucho juntos.
La polola lo llamó como 3 veces. La odié.

Mi amiga llegó tarde, ya era de noche.
Él nos invitó a comer en Palermo.
Pagó el taxi, todo un caballero. En el camino, me tómo la mano...

Me quise morir, hacía mucho tiempo que nadie me tomaba la mano. Era feliz.

Después de comer, mi amiga se fue al hotel. Pásalo bien, pórtate mal si quieres, me dijo.
Nos fuimos a un pub. Conversamos. Me dijo lo mucho que yo le gustaba, lamentó lo fugaz de la situación. Yo también.

No paraba de pensar en mi mala suerte: hacía mucho tiempo que alguien no me gustaba tanto. Por qué tiene que ser así. Quiero vivir acá.

Nos fuimos a caminar. Me tomó la mano. Me decía a cada rato lo linda que era, que yo merecía a alguien que me lo dijera siempre.
De pub en pub, toda la noche. Caminamos harto.
Me dió un beso.
Vamos, tengo que volver al hotel.

Llegamos como a las 7am. Nos quedamos afuera. Yo no quería entrar, no quería que se fuera.
Estuvimos en silencio mucho rato, yo no sabía que decirle.
Quise decirle que lo iba a extrañar, pero me arrepentí.
Che, te voy a extrañar... me dijo él. Me mató.

Seguimos en silencio. Yo quería llorar.

-Te acuerdas de esa canción que me gusta?
-Esa que es un dúo?
-Sí
-Sí me acuerdo...por qué?
-Por nada...sólo me recuerda esta situación.
-Yo sé... Me tengo que ir ahora
-Lo sé
...

Llegué a la pieza, mi amiga dormía. Apenas despertó, no quizo ir al desayuno conmigo (había empezado a las 8am). Fui sola, aun más triste.
El comedor lleno de familias y grupos.
Me senté, leí el diario. Eso me distrajo, me sentí mejor...

domingo, 18 de mayo de 2008

Esa noche debió haber sido eterna...I Parte

Tal parece que la inspiración está llegando...de a poco, pero llega. Veamos.

Lo conocí también en la página de "hacer amigos", de donde salieron todos los sujetos de citas a ciegas. Lo agregué a MSN y pasó algún tiempo antes de que habláramos. Detalle: este sujeto no era chileno, sino argentino (detalle, en términos de lejanía).

Una noche, de esas en que hace frío, en que estas frente al computador trabajando, y en que no hay espacio para ni la más mínima interrupción, aparece él...

Hola
Hola (mal momento, no tengo tiempo pa chatear con él...pero bueno...)
Che, me das cámara?

¿Qué le pasa a este argentino ridículo? ¿qué es eso de cámara? ubícate, preguntame el nombre siquiera, barsa de mierda... Estaba en pleno análisis mental, cuando me habla nuevamente...

Che, disculpame, olvida lo que dije, dejame saludarte primero... qué mal educado que soy!
Ah, ahí si, me parece mejor. Yo no ando dando cámara como las locas y menos a gente que no conozco. Además, estoy ocupada ahora.
Ocupada? perdoname, no quise interrumpirte...
No, no te preocupes...
Eres tu la de la foto?
Si, soy yo. Por?
Preguntaba, es que la vi y te encontre muy linda...

Ayy, que cliché...todos dicen lo mismo, que poco ocurrentes... pensé.

Ahhh... gracias por lo de linda
De nada...¿sabes? me recuerdas a alguien en esa foto
Ah sí? ¿Quien?
Te pareces a La Piedad, de Miguel Angel. Te vi y me recordaste esa obra...

No sé si eso lo habrá dicho de verdad. Pero es, hasta el día de hoy, el mejor piropo que he escuchado en mi vida y probablemente no habrá mejor. Ha pasado un año y medio desde que lo dijo y aún no ha sido superado. Me llama la atención lo producido que es. Debe ser un poeta, pensé, medio en serio, medio en broma.

Así comenzó todo.
Aparecía casi todas las noches, a la misma hora. Apareció cuando más necesitaba a alguien con quien conversar. Había terminado hacía meses con el HDP y me sentía más sola que nunca, tratando de rellenar el vacío con citas a ciegas que eran una porquería (sin ánimos de ofender...).
Tenía polola y estaba lejos, pero no me importaba. Me escuchaba, me aconsejaba, me contenía. Muchas veces yo lloraba mientras chateaba con él.
Tuvo que pasar un año y meses antes de poder conocerlo en persona. Pero ocurrió.

Continuará...

miércoles, 7 de mayo de 2008

Creo que he vuelto...(puede que me equivoque)

¿Y qué ha pasado desde la última vez, 23 de enero de 2008?

Nada muy espectacular.
Termine de trabajar en Cartagena, ahora he vuelto a Santiago. Tengo 2 trabajos, uno que me gusta, otro que odio al maximo.
No habia escrito antes sólo por falta de inspiracion...Creo que aun no la recupero del todo, pero ya es algo.
¿Amor? Aun sola. Ni siquiera proyectos de aquello que se me hace tan esquivo.
¿Noticias impactantes? Definitivamente si: mi ex (HDP) se casa a fin de año. Y me impacta no porque sienta algo por él (la ansiada indiferencia ha llegado a mi desde un tiempo atrás). Me impacta porque me cuesta creer que él pueda tener todo aquello que yo ansío (no, no me quiero casar, pero sí, a veces la solteria me queda grande...).
¿Soluciones? Aparentemente no.
¿Tiempo al tiempo? Mmm...demasiado cliché para mi gusto.
¿Algo interesante que contar? Probablemente un par de cosas. Pero no hoy.
¿Todavía matando por un abrazo? ...

miércoles, 23 de enero de 2008

DEL AMOR AL ODIO, III PARTE Y FINAL

Marzo, 2007: La verdad

Intenté terminar esta historia antes de que acabara el 2007. Algo así como un cierre emocional voluntario. Lástima que no haya podido hacerlo. Fui absorvida por el estudio, los exámenes finales, la titulación, Navidad, Año Nuevo...
Nunca es tarde, dicen.

Despúes del fin, decidí que no le iba a hablar más. Sólo lo justo y necesario.
Una muy buena amiga en común me contó que él tenía la intención de invitarme a tomar un café y conversar, que estaba muy interesado en ser mi amigo. Eso nunca ocurrió.

Un fin de semana de ociosidad frente al computador. Se me ocurrió meterme a su fotolog. Sí, lo tenía desde varios años atrás. Pero yo no existía en ese mundo: nunca hablaba de mí, nunca una foto juntos, nunca nada.
Lo primero que vi fue una foto de él, abrazando a alguien que yo no conocía. Leí los post, había uno sugerente de algo más que amistad. Así llegué al fotolog de ella. Tenía miles de fotos con él. He ahí la madre del cordero.
Sentí algo extraño, como ganas de vomitar, como la garganta apretada. Angustia. Llamé a una amiga, me fui a su casa y le mostré el hallazgo. Ella se puso a ver más fotos. Había una del 14 de febrero, en que salían juntos, regalándose rosas rojas. Eso había sido 6 días después de terminar conmigo.

Fue la primera vez que lloré.
Y no fue porque lo amaba, porque lo había perdido, sino porque me sentía humillada, engañada. En otras palabras, sentía que se había pasado por la raja mi persona. ¿Por qué no fue capaz de decirme la verdad? Yo hubiera entendido, lo juro. ¿Hubiera dolido menos? No lo sé, pero al menos habría sentido que el respeto y la consideración que nos teníamos aun existía.

Lo encaré. Lo mande al infierno. Le dije que me arrepentía de haber estado tanto tiempo con una persona tan mentirosa y poco noble como él.
Silencio. Eso fue lo único que obtuve.

Y dejamos de hablar. Nos tocó una rotación de 6 semanas juntos. Era insoportable. Y mi única manera de relacionarme con él, era a través del castigo: lo trataba con la punta del zapato, lo ridiculizaba frente a los demás.

El último día de esa rotación sería la última vez que estaríamos juntos. El semestre restante no nos toparíamos y desde ahí, nunca más.
Ese día conversé con él. No lo mande al infierno esta vez. Sólo le dije como yo me sentía y lo decepcionada que estaba de él. Insistió en mi amistad. La negué.

El resto del año no lo ví. Me topé con él en la titulación, estaba con ella.
Su familia me saludó, me regalaron rosas y una tarjeta. Me decían lo mucho que aun me querían y lamentaban que las cosas hubieran terminado así. Me sentí bien. Yo aun le tengo mucho cariño a su familia.

¿Hoy? No tan bien. Ya no lo veré nunca más. Al menos eso creo, aunque el destino suele a veces jugar malas pasadas.
Lo que me preocupa es que aun no puedo pasar del odio a la indiferencia, el paso final. A veces le deseo mal. Sé que no es correcto. No puedo evitarlo.

Sigo sola. Trabajando eso sí. Estoy en la urgencia del consultorio de Cartagena. Me gusta el ambiente, amo el mar. Me gusta lo que hago.
Espero la llegada de la indiferencia.
Y sigo matando por un abrazo.

sábado, 8 de diciembre de 2007

DEL AMOR AL ODIO, II PARTE

Febrero, 2007: El Fin

Creo que todo tiene su lugar y momento adecuado. La gracia está en saber con precisión ese dónde, ese cuándo.
Tal vez fue mi culpa que el timing no fuera el ideal. Yo sabía de qué trataría nuestra conversación pendiente, pero fue más fuerte la incertidumbre y la angustia. O tal vez fue culpa de él, que simplemente no fue capaz de asegurarse de ello, o no le importaba.
¿El resultado? La conversación se llevó a cabo en el kiosco de un hospital al que tendría que ir por el resto del semestre, a una hora de empezar mi primer turno de urgencias en pediatría.

Nos sentamos en una mesa de afuera. Gente iba y venía.
Adopté la posición más desafiante que pude. Le hablé con el tono más firme...

Bueno, te escucho...
...Mira...yo creo que tienes razón...estoy un poco abrumado por la carrera...por todo...
A ver. Para. Aquí hay un antes y un después. Y ese quiebre está dado por ese fin de semana en que te fuiste con tus amigos a la playa. ¿Qué mierda pasó? ¿Me gorriaste, te gustó alguien más, qué onda?...
No, no te engañe.
Entonces? Porque de verdad no entiendo...
Bueno, yo...estuve conversando con mis amigos...y...
Para. Ya sé: estuviste conversando con tus amigos y te diste cuenta de que eres joven, de que queda poco pa terminar la carrera y ganar plata y de que te quieres tirar a la mitad de Chile...
Cómo hablas así, con esas palabras...
Lo estoy poniendo en términos simples, sólo eso.
Bueno...tienes razón...
Entonces me queda todo muy claro. Tu y yo tenemos ideales muy distintos y me parece imposible llegar a algo en común. No veo otra opción que terminar.
¿Terminar?
Sí.
Pero...tú eres mi mejor amiga...
Ufff...demás que sí...pero olvida eso. No quiero nada contigo, no quiero tu amistad ni nada.
¿Y así es como se acaba todo?
Sí. Aquí se acaba todo. y Así. Pienso, de todas maneras, que eres una buena persona y espero que te vaya bien en la vida.
¿Eso es todo?
Sí.
Entonces, me voy.
Adios.

Y me quedé sola en ese maldito kiosco.
Él se fue con lágrimas en sus ojos.

Yo me sentía extraña. No sabía que hacer, no tenía ganas de llorar...
Habían sido 5 años y medio juntos. ¿Un exceso tal vez?
Me quedaban sólo 15 minutos para entrar a turno. Me fumé un cigarro.
Todo había terminado.


CONTINUARÁ
Coming soon: Del amor al odio, III parte y final